Sabemos que el clima ha variado múltiples veces en la historia del planeta y la mayoría de estos cambios se produjeron mucho antes de que aparecieran las personas sobre la Tierra. Sin embargo, los cambios acelerados de temperatura de los que estamos siendo testigos en la actualidad se atribuyen directamente a la actividad humana.

Desde el siglo XIX, las actividades humanas han afectado la composición de la atmósfera, debido principalmente a la quema de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, que actúan como una manta que envuelve a la Tierra, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas.

Esta energía adicional ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, y se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criósfera y la biosfera. Los satélites en órbita terrestre y las nuevas tecnologías han ayudado a los científicos a ver el panorama general, recopilando muchos tipos diferentes de información sobre nuestro planeta y su clima en todo el mundo. Estos datos, recopilados durante muchos años, revelan los signos y patrones de un clima cambiante.

El cambio climático no se trata solo de temperaturas más cálidas. Como la Tierra es un sistema, en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden generar cambios de todas las demás.

Los núcleos de hielo extraídos de Groenlandia, la Antártida y los glaciares de las montañas tropicales muestran que el clima de la Tierra responde a los cambios en los niveles de gases de efecto invernadero. También se puede encontrar evidencia antigua en anillos de árboles, sedimentos oceánicos y de aguas continentales, arrecifes de coral, capas de rocas sedimentarias, e incluso, en las capas de turba de los bofedales. Esta evidencia antigua, o paleoclimática, revela que el calentamiento del planeta se está produciendo a un ritmo no visto en los últimos 10.000 años.

Pero el cambio climático no se trata solo de temperaturas más cálidas. Como la Tierra es un sistema, en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden generar cambios de todas las demás. Así, las consecuencias incluyen sequías intensas, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.

¿Qué sucede en el altiplano?

En la macro región norte de Chile, existen diferentes tipos de ecosistemas y variaciones interanuales muy evidentes. Así, un año puede ser seco y los dos siguientes lluviosos, o un año las precipitaciones pueden comenzar en diciembre y en otras ocasiones en marzo.

Oliver Meseguer, Investigador Principal de nuestro proyecto en la línea de Clima y Ecología, se especializa en el análisis de la variabilidad climática y sus impactos en los sistemas socioambientales. “Uno de los grandes problemas que tenemos en la macrozona norte es la falta de datos, muchas veces con escasa representatividad o poca constancia de esos datos (…) De los datos que tenemos, sí hemos podido observar que las temperaturas han aumentado de manera constante, esto específicamente en las temperaturas mínimas que son más elevadas, a razón de 0,7°C por década, en los últimos 50 años. En los totales de precipitaciones, los cambios son tan pequeños, que no podemos hablar de tendencias, pero sí hemos visto que las precipitaciones se han concentrado en menos días”, aclara el investigador.

No existen modelos climáticos específicos para el Altiplano, y los que existen para la macrozona norte no son categóricos en sus conclusiones en cuanto a cómo se verán afectadas las precipitaciones. De lo que sí hay certeza entre los investigadores, es que bajo todos los escenarios posibles (baja, media o alta emisión de gases de efecto invernadero) las temperaturas seguirán aumentando en todo el planeta.

Este aumento de temperaturas traerá consigo consecuencias importantes para el Altiplano, los bofedales y, por ende, para los ganaderos de la zona. Así, en el caso de un aumento de las temperaturas, pero donde las precipitaciones se mantengan estables, igualmente la disponibilidad de agua se verá afectada, porque se producirá más evapotranspiración. En el caso de que las temperaturas aumenten y el altiplano tenga menos precipitaciones, esto va a implicar menos nieve acumulada en las montañas, no solo porque se derretirá más nieve, sino porque la isoterma cero estará cada vez más arriba. Por lo tanto, se acumulará menos nieve y la disponibilidad de agua para épocas secas será menor.

De lo que sí hay certeza entre los investigadores, es que bajo todos los escenarios posibles (baja, media o alta emisión de gases de efecto invernadero) las temperaturas seguirán aumentando en todo el planeta.

Es importante destacar que el Núcleo Milenio AndesPeat busca levantar la información faltante en este “rompecabezas climático” a través de sus distintas líneas de investigación. “El escenario de incertidumbre que enfrenta el altiplano es lo peor que nos puede pasar, porque si supiéramos qué esperar o hacia dónde vamos, sería más simple tomar medidas. Pero en el altiplano no sabemos hacia dónde vamos y eso es tremendamente complejo. Por eso en AndesPeat estamos trabajando en desarrollar modelos adecuados a la realidad del altiplano y esperamos obtener las primeras proyecciones a nivel local de precipitaciones y temperaturas, lo que permitirá guiar de mejor manera las políticas públicas y decisiones para esta zona, sus ecosistemas y su gente”, explica Oliver sobre el trabajo transdisciplinario que están desarrollando.

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Revisa el webinar desarrollado por AndesPeat sobre este tema en https://youtu.be/VpQKHdLvuGw