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Ganaderos y bofedales, un ejemplo de reciprocidad

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Usualmente se considera a los bofedales como ecosistemas naturales independientes de la vida humana, donde los ganaderos de camélidos son meros usuarios pasivos de estos. Sin embargo, la realidad es bastante diferente, ya que por siglos han desarrollado formas de conocimiento y prácticas de manejo de los bofedales destinadas a conservarlos, mejorarlos, expandirlos y adaptarlos a situaciones adversas.

Desde tiempos prehispánicos las personas los han utilizado para el pastoreo de camélidos, como llamas y alpacas. Hay muchos bofedales que existen por sí mismos, pero hay otros donde los pastores los gestionan a través de prácticas riego, prácticas de manejo, manejo del fuego, etc. Es tan imperceptible que muchas veces no logras identificar qué es natural o qué fue coproducido, por ejemplo, ves pequeños riachuelos y crees que son naturales, pero fueron hechos por personas dedicadas a la ganadería. Es prácticamente una jardinería invisible”, cuenta Manuel Prieto, Profesor Titular de la Universidad de Tarapacá y director del Núcleo Milenio en Turberas Andinas (AndesPeat).

«Muchos de estos bofedales si se dejan de gestionar se van a secar por completo y otros se van a degradar».

Uno de los objetivos de nuestro Núcleo Milenio AndesPeat es evaluar la interacción de diversos factores naturales y sociales en las transformaciones de los bofedales, entendiéndolos como sistemas socio-hidrológicos.

Muchos de estos bofedales si se dejan de gestionar se van a secar por completo y otros se van a degradar. Para las políticas de conservación esto es muy importante, porque te lleva a tomar medidas sobre la base de la inclusión y no de la exclusión. La perspectiva clásica de la conservación es cerrar, porque se entiende que las personas destruyen la naturaleza. Acá es todo lo contrario, si no tienes a las personas estos ecosistemas se degradan”, explica Manuel.

Es importante destacar que la ganadería de camélidos no solo abarca el manejo de bofedales, sino que también la elaboración de productos y subproductos para la alimentación artesanales y comerciales; saberes, ritos y costumbres, asociados a festividades que acompañan el ciclo o calendario anual de la ganadería camélida; además de cantos, cuentos y espiritualidad.

Un complejo sistema que, en mayo de este año, fue reconocido como Patrimonio Inmaterial de Chile por parte del Ministerio de las Culturas, las Artes y El Patrimonio.